Cuida tus pensamientos porque se convertirán en tu destino

Descubre cómo la confianza en uno mismo está arraigada en la neurociencia. En este artículo exploramos cómo los pensamientos, emociones y acciones interactúan y cómo influyen en nuestras decisiones diarias. Aprende cómo romper ciclos negativos y fomentar hábitos positivos para aumentar tu autoconfianza, todo respaldado por la ciencia del cerebro.

BLOG

8/1/20234 min read

¿Acaso no te has encontrado a ti mismo cometiendo los mismos errores una y otra vez? ¿Actuando de la misma manera pese a que te habías propuesto cambiar?

¿No te has tirado a menos en tu mente previo a algún evento o acción que debes realizar?

Descubramos por qué nos autosaboteamos y que podemos hacer para evitarlo en el futuro.

En la actualidad existen muchos estudios que reflejan cómo funciona el ciclo de Pensamiento -> Sentimientos -> Acciones -> Hábitos. El cual guarda una estrecha relación con lo que Ghandi plantea, veamos esto con más detalle.

El propósito primordial de nuestro cerebro es asegurar nuestra supervivencia. Para cumplir con esta misión, nuestra mente trabaja constantemente para protegernos de posibles peligros, tanto reales como imaginarios. ¿Su método? Dispone de poderosas herramientas, como hormonas y neurotransmisores, que en términos simples, transmiten mensajes al cerebro para regular nuestras funciones orgánicas y modificar la forma en que nos sentimos.

Dicho esto, cuando la mente percibe una amenaza, le solicita al cerebro que active sus defensas, produciendo malestar hasta que abandonemos la situación. Una vez que desistimos, nos recompensa con una sensación de alivio y bienestar. Al repetir este patrón, le estamos demostrando a nuestra mente que ella tenía razón, que somos incapaces de enfrentar los desafíos, y ella utilizará esta evidencia para recordarnos nuestras limitaciones en futuras situaciones similares.

Lo mismo ocurre cuando hacemos algo que a nuestra mente le gusta. Pero en este caso nos hace sentir bien al respecto, para que continuemos haciéndolo.

Veamos esto con un ejemplo cotidiano:

Tenemos que dar una charla en el trabajo, y una serie de pensamientos se disparan en tu mente:

  • “Mi jefe va a estar ahí”

  • “¿Y si me hacen alguna pregunta que no sé cómo responder?”

  • “¿Y si me trabo o me paralizo y no se que decir? todos van a pensar que soy un idiota.”

  • “Nunca fui bueno dando charlas”,

  • “Seguro me pasa lo que me pasó en aquel oral en la secundaria, todos se rieron de mí”

  • “Voy a hacer un papelón”,

  • “Voy a perder mi trabajo”

Ante esta serie de pensamientos el cerebro entiende que tiene que detenerte, pues estás poniéndote en un grave riesgo y para eso le pide al Hipotálamo que le envíe señales al cuerpo para que libere Cortisol y Adrenalina, hormonas del estrés. Las que nos ponen en estado de emergencia, en situación de Pelear o Correr. Comenzamos a sentirnos ansiosos, estresados y nerviosos. En el cerebro nuestros niveles de Serotonina y Dopamina se reducen, haciéndonos sentir deprimidos y desmotivados. Todo a causa de esos pensamientos que comenzamos a tener. Nuestros pensamientos han modelado la forma en que nos sentimos.

Y cómo nos sentimos tan terrible, lo que hacemos es poner una excusa y bajarnos de la charla, nos auto convencemos de que es lo mejor, y nuestro cerebro, viendo que evitamos el riesgo eleva los niveles de dopamina y serotonina nuevamente, reduciendo a la vez el cortisol y la adrenalina. Esa es nuestra recompensa. Nos sentimos bien por haber abandonado y esto queda guardado en nuestro cerebro… Renunciar se siente bien… Nuestros sentimientos han definido nuestras acciones.

Si comenzamos a repetir este patrón cada vez que nos encontremos con un desafío habremos generado un hábito. Cada vez que nos encontremos en una situación que nos genere estrés pondremos una excusa para renunciar, y eso se sentirá bien.

Ahora, ¿Qué pasaría si en lugar de ver las cosas de manera tan negativa y pensar que se nos irá la vida en esta charla lo vemos de forma positiva?. ¿Si cuando te encuentras teniendo esos pensamientos te detienes y los inviertes?, Entonces piensas:

  • “Esta es una gran oportunidad de mostrar lo que sé hacer”

  • “Este es mi tema, se de lo que estoy hablando”

  • “Me va a ir muy bien, todo va a salir fantástico, como en aquel oral en el cole donde todos me aplaudieron”

  • “Seguro después de esta presentación me van a dar un aumento”

Como puedes ver aquí las cosas son diferentes, estos pensamientos hacen que nuestro cerebro envíe señales al cuerpo para liberar endorfinas (También conocida como la hormona de la felicidad) haciéndonos sentir relajados, optimistas y felices. Nuestros niveles de dopamina y serotonina también aumentan, haciéndonos sentir motivados. Estos sentimientos nos llevarán a la acción con energía y optimismo, lo cual tendrá un gran impacto en la tarea que debemos desarrollar. Esto se sentirá muy bien, y al igual que con el caso de los pensamientos negativos, si cada vez que tenemos un desafío pensamos de esta manera entonces formaremos un hábito, pero en este caso, un hábito que podría cambiar nuestras vidas para siempre y de una manera que ni siquiera imaginamos.

Conclusión:

Lo único que podemos controlar son nuestros pensamientos, todo lo demás está fuera de nuestro alcance. Sin embargo, son precisamente nuestros pensamientos los que determinan el resultado final. Así que cuando te encuentres pensando de forma negativa sobre ti mismo, detente, y fuerzate a ver las cosas de una manera positiva, ese cambio en tu forma de pensar cambiará la forma en que te sientes, modificando la forma en que te comportas y mejorando tu vida por completo.

Así que como dijo en alguna oportunidad Ghandi:

“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.”

Hay una frase muy interesante que se le atribuye a Mahatma Ghandi y es la siguiente:

“Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque se convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino.”

― Mahatma Gandhi